martes, 21 de abril de 2009

3 actos Oníricos en un fin de semana.

Tres actos oníricos se acercaron hoy por la noche a tocar mi mente; el primero ocurrió en la noche del Sábado después de una borrachera corta y sin motivos. Estaba frente a mucha gente, se escuchaba ruido de público… y tocaba mi guitarra de manera tan silenciosa que a muchos les gustaba, sentirse sobre un escenario, mirar a tu alrededor y las luces sobre ti… mucha gente esperando a vernos, es un gran indicio de algo nuevo y bueno, solo espero que todo salga bien y sin problemas, que podamos ser una banda exitosa a su medida.
El segundo capítulo debía ocurrir un poco más profundo (¿?) y no en carne y hueso, aún así sintiendo mi propia muerte y reencarnación. ¿Quién dijo que la esoteria no traía significados consigo misma? En aquel entonces pude convertirme en un ser con armaduras doradas, un manto blanco por la espalda y cabellos azules largos. Poseía poderes que se confieren sólo a elegidos dispuestos a dar su vida por lo que aman y creen justo. Cammus era mi nombre, pero actuaba como yo mismo aún estando en cuerpo ajeno: pero no todo era paz y tranquilidad; dos tipos más muy parecidos al estilo de mi vestimenta osaban querer luchar contra mí, en medio de una tormenta de nieve sobre un gigantesco iceberg, entre un barranco y una quebrada (un caballero tenía el pelo grisáceo por la nieve y una armadura plateada; el otro tenía cabello verde largo, un ojo tuerto y una armadura que a sus espaldas cargaba con unas poderosas y pesadas alas de oro hechas metal). Los tres caballeros combatíamos a muerte por defendernos y salir vivos y proteger la guardia que se nos había encargado. Una ardua lucha por conseguir estabilizar todo, sin embargo, el destino tenía dispuesto otras cosas para mi… Venía a buscarme la muerte, venía a llevarme con ella y no devolverme jamás a estas hielos iracundos de sed sangrienta; unas últimas palabras de un tercer o cuarto caballero (la verdad que no lo recuerdo) haciendo más fraternal mi muerte, dióse su mano con la mía para saber que no tendría un mal destino, que lucharían por mi y que mi causa no ah de ser en vano. Y así, mi alma viajó a través del hielo y envuelto en tormentas de nieve a un sujeto o cosa, un objeto no identificado, pero sabiendo que iba a aquella cosa identificada desde hace mucho antes ya, y con mucha velocidad me dirijí a ella como si fuera una punta de flecha destinada a clavar el corazón del enemigo, y con fuerza me introduje en aquel cuerpo y mi escencia fue mucho más poderosa que cualquier otra cosas que nos podamos haber imaginado… y fue entonces cuando me di cuenta de que mi escencia y mi alma y mi todo, quedaría marcado e impregnado en mis ancestros quienes me dieron la fuerza para seguir luchando hasta el final por las cosas, nuestros ancestros son quienes nos deben guiar como los shamanes en sociedades aborígenes.
No obstante, luego de haber tenido un retroviaje al pasado a conocer mis ancestros acuarianos, guardianes del signo y la casa de acuario, la vida se volvió gris. De un momento a otro dejé esa bella fantasía caballeresca por una realidad que no tenía colores, todo tan gris, de blanco o de negro. Me encontraba en una especie de café de tertulias a plena luz del día, algo vacío el recinto pero con un toque muy especial a ancianidad, polvoriento por dentro, la luz del sol interrumpía entre las ventanas y dejaba ver el polvo volar… algunos rostros conocidos de mi vida, algunos ancianos tomando café, y una chica rubia pasando entre medio de las mesas dejando ver su espalda sensualmente a la vista de mis ojos. –Yo la conozco.- me dije a mi mismo de manera soberbia, porqué sé quién es esa persona que se me aparece y no me deja tranquilo. Pero no podía parar de preguntarme qué es lo que estaba haciendo ahí, si con suerte estaba sentado en una mesa solitaria con una pequeña tasa de café y mirando a mi alrededor perdidamente hasta que apareció aquella musa a interrumpir mis pensamientos, a moverme el piso teniendo en cuenta la debilidad que tengo por esa persona, a quién no nombraré ni revelaré su identidad en este escrito. Me sorprende la capacidad para soñar con alguien que a pesar de las cosas infortunas que hayan pasado en mi vida, aún me quiere y me necesita, que por poco menos no podría vivir sin mi, y yo sin ella. ¿Será acaso el momento en que ella y yo debamos vernos las caras nuevamente? ¿O tal vez deba huir, o tal vez me deba pudrir? ¿O quizá es que siempre estuvimos hechos el uno para el otro y soy tan ciego que no quiero darme cuenta de ello? ¿Qué es más fuerte, la razón o el amor? Su sensualidad al caminar, su cabello rebotar en su espalda, ese brillo que relucía en cada hilo de seda dorado brotando de su cabellera (a pesar de que el sueño es en blanco y negro, ésta es la única persona a la cuál puedo identificar desde comienzan sus cabellos dorados hasta la punta del pie).
Anonadado por la situación, decidí levantarme de mi mesa, seguirle por detrás sin que se diera cuenta, caminando como si estuviera en cámara lenta, pausado, el aire tranquilo y ansioso, ambos rumbo hacia la puerta final para luego salir al exterior… sólo los dos y nadie más. Finalmente una luz enceguecedora culmina mi caminar hacia la puerta para luego un amigo me despierte porque tiene que irse a su casa.